El secreto de Maón (Celta)
Maón
era uno de los reyes míticos que ejerció su poder en el bello Eire. Este
soberano tenía una costumbre peculiar, ya que solía cortarse el pelo una vez
al año. El hombre encargado de este trabajo era elegido por sorteo, entre los
habitantes del pueblo, e inmediatamente después era asesinado. La razón de
ello era que Maón tenía las orejas tan grandes como las de un caballo, y no
quería que nadie se enterara.
En
una ocasión, el infortunado agraciado fue un joven de la aldea de Leister, este
muchacho era el único sostén de su madre, anciana y viuda. Ante sus ruegos y
lamentos el rey aceptó no matarlo, con la condición de que jurara que jamás
revelaría su secreto.
Así
el joven, después de cumplir las funciones que le encargó el rey, pudo regresar
con su madre, pero el secreto empezó a obsesionar su mente y enfermó de tal
forma que su muerte parecía inminente, su madre desesperada acudió a los
consejos de un druida.
Éste,
después de mucho pensar dio con la causa del problema, ya que al muchacho lo
que le estaba atormentando era el secreto que guardaba y no se podría
restablecerse si no se lo revelaba a alguien. Así le dijo que buscara un lugar
donde se cruzaran cuatro caminos y que, después de girar a la derecha, le
contase el secreto al primer árbol que encontrara.
El
joven siguió las indicaciones del sabio al pie de la letra y dio con un sauce.
Sobre la corteza apoyó los labios, susurró el secreto y volvió a su casa
liberado.
Pero
quiso la suerte que poco después, al gran arpista Craftiny se le rompiera su
arpa y, ante la necesidad de construir una nueva, eligiendo para ello la
madera del árbol que era depositario del secreto del rey. Cuando el arpista fue
llamado ante el rey para interpretar su música, de su arpa nueva sólo salía la
siguiente canción «dos orejas de caballo tiene el rey Maón».
El
rey, viendo que su secreto había quedado al descubierto, se quitó la capucha y
se mostró tal cual era. Como se dio cuenta que ninguno de sus invitados se reía
y lo tomaban con naturalidad, decidió que a partir de entonces ningún joven
tendría que morir por culpa de su defecto.
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