El lago prestado (Celta)
Existe
una hermosa historia sobre jóvenes pretenciosas y promesas incumplidas que nos
relata cómo se formó el Loch del valle de Leinster. En una ocasión, un joven
jefe cortejaba a la hija de otro jefe que vivía en la orilla de un lago llamado
Loch Ennel en West-meath. La joven era muy hermosa pero bastante altanera, por
lo que puso como condición para casarse que la vista desde su nuevo hogar
debía, al menos, igualar a la que tenía frente a la casa de su padre.
El
lugar donde el joven habitaba era un hermoso valle, que podría contener un
lago, si se construía una presa que retuviera el agua del río que lo
atravesaba. Sin embargo, este plan supondría que el joven debía esperar
bastantes años para poder casarse, tiempo que no estaba dispuesto a esperar.
Su madre era una hechicera heredera de la estirpe de los Tuatha de Danann, que
al ver cómo su hijo caía en una melancolía creciente decidió tomar el asunto
del lago entre sus manos. La hechicera se dirigió a la cabana de una de sus
hermanas, situada sobre la margen occidental del Shannon. Esta cabana estaba
ubicada sobre el filo de una colina a las orillas de un agradable lago, la
madre del muchacho se alegró de ver a su hermana y ésta la agasajó
debidamente, cuando terminaron de comer le confesó el motivo de sus preocupaciones
y la idea que había tenido para resolver el conflicto, así suplicó que le
prestara el lago para que así su hijo pudiera casarse, y que dicho préstamo
sería hasta el día de la próxima luna llena, aunque añadió entre dientes,
después de la semana de la eternidad.
A
pesar de las dificultades, su hermana accedió y le prestó además una capa
mágica para que pudiera transportarlo hasta su valle. Esa noche la gente que
vivía en las laderas de las colinas despertó al oír un gran estruendo, lo que
les obligó a huir hacia las tierras altas en donde fueron hospitalariamente
acogidos; al amanecer de la mañana siguiente, millares de personas contemplaron
asombrados el agua que cubría lo que antes había sido sus casas.
El
muchacho, lo primero que hizo fue dirigirse a casa de la joven para describirle
la creación del lago y la belleza que encerraba, y ya que la condición que
exigía para realizar el matrimonio se había cumplido la novia tuvo que dar su
consentimiento a la boda. Sin embargo, la hechicera que había «prestado» el
lago, estaba bastante molesta cada vez que se asomaba a la ventana de su cabana
y veía el lecho, ya que el plazo se había cumplido y su lago no había
regresado. Por esto decidió desplazarse hasta casa de su hermana y solicitar
la devolución.
Allí
fue recibida con fingida alegría y comenzó a reclamar su propiedad, ya que la
luna llena había llegado por tres veces y el lago aún estaba en donde no
pertenecía, mientras su tierra se iba secando. Sin embargo, la astuta hechicera
se limitó a decirle: «¡Ay, querida hermana!, ¿cómo puedes decir que se ha
cumplido el plazo? Te prometí devolverte tu valioso lago el día de la luna
llena siguiente a la semana de eternidad, ¡reclámala cuando venza el plazo!,
no antes». Cuando la hechicera se dio cuenta del engaño, la ira que sintió no
tuvo límites, pero carecía de modo de venganza alguno, debido a la astucia de
su hermana.
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