Fundación de Atenas

La capital de la democracia no podía tener un origen menos prestigioso que aquel sistema político que legó. Dioses, héroes y reyes míticos construyeron de un pueblo, o varios según las leyendas, la ciudad que hasta hoy ha llegado, la que se convirtió en cuna de la cultura y ejemplo para el resto de ciudades de Grecia, alcanzando su cénit en el siglo V a.C. Se pierde en el inicio de los tiempos el fundador de la polis por excelencia. Incluso pudo no ser una solo persona, se dice que fueron varias aldeas que por motivos estratégicos, económincos y militares se unieron bajo el nombre de Atenas, de aquí el uso del plural para su denominación. Lo que su nombre sí indica es que Atenea es su diosa tutelar, la que vela porque la ciudad prospere y esté segura.
Fue durante el reinado de Cécrope, al que se considera primer rey de Atenas, cuando los atenienses eligieron al dios que tomarían como patrón. Como Poseidón y Atenea querían ser la divinidad particular de la ciudad, elevaron a Zeus sus diferencias. Este, para evitar meterse en problemas, dejó en manos de los atenienses la decisión, serían ellos quienes votaran por su dios tutelar. Poseidón, para convencer a la población de Atenas, clavó su tridente en la tierra de la que surgió una fuente de agua salada; Atenea, por su parte, plantó un olivo. Los atenienses dirimieron la disputa votando por Atenea adoptando así el nombre de la diosa de la sabiduría.
Cécrope fue un ser mítico hijo de Gea mitad hombre mitad serpiente. Llegó al trono tras casarse con la hija de Acteo, tercer rey del Ática. En sus 50 años de reinado dotó a Atenas de Santuarios, de un ceso, de viñas y los conocimientos para cultivarlas; también dividió la polis en doce barrios y enseñó a los atenienses a sacrificar animales para los dioses, apartándolos de los sacrificios humanos. Él fijó los cimientos de Atenas e inició el camino que la llevaría ser la capital de Grecia. El trono de Atenas fue heredado por Cránao, quien fue destronado por su yerno Anfictión. Durante casi tres siglos, diferentes reyes míticos alcanzaron el poder, entre los que cabe destacar a Egeo, rey que daría nombre al mar que baña la costa este de Grecia y a su sucesor Teseo, el héroe que conseguiría acabar con el Minotauro.


El término usado para denominar a los reyes de Atenas era Βασιλεύς, Codro fue el último al que se le nombró de esta manera como honor por su sacrificio durante la guerra con los dorios que irrumpieron en Grecia. Llegó a oídos de Codro el oráculo que decía que si él vivía, los dorios capturarían Atenas. Los dorios, quienes también conocían el augurio, se cuidaron mucho de intentar tomar la ciudad asegurando la vida del rey. Pero Codro, en un acto de valentía salió de la ciudad disfrazado de mendigo, se cruzó con dos enemigos con los que comenzó una reyerta, Codro mató a uno de los enemigos, pero el otro le quitó la vida salvando de esta manera a la ciudad de Atenas. Debido a su sacrificio se decretó en Atenas que Codro sería el último denominado con el nombre de Βασιλεύς. Los gobernantes de Grecia fueron llamados desde entonces con el apelativo de arcontes.

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