Guirria (Asturiana)

Personaje fantástico a medio camino entre la leyenda y la tradición popular, natural de San Juan de Beleño, en Ponga. Se trata de un ser mitad hombre, mitad demonio, cuya antigüedad se remonta al siglo IV d.C., que sale a la calle el día de Año Nuevo a pedir el aguinaldo y a cometer pequeños desmanes y travesuras, amante de perseguir a las mozas del pueblo al igual que otros parientes suyos, como el Busgosu o el Beyosu. Convertido en 2007 en Fiesta de Interés Turístico Regional y en una de las más importantes del concejo pongueto, el Guirria (eje central de la Fiesta del Guirria y del Aguinaldo) es representado por un joven del pueblo que debe tener más de 15 años de edad, que no esté casado y tampoco tenga hijos. Se presenta vestido con un traje de estilo arlequín a cuadros anaranjados y azules (completado con un gorro cónico o picudo, también naranja y azul), con una careta blanca, una larga y lisa barba negra que llega hasta el pecho y un grueso y duro palo de avellano, que le sirve para dar saltos. También lleva un zurrón o bolso cruzado lleno de ceniza para arrojar a los mozos (nunca a las chicas). Va acompañado por un cortejo de aguinalderos, los cuales van montados a caballo (en burro, si son menores de 15 años) y cantan coplillas, mientras recorren las calles del pueblo, sin llegar a bajarse de sus monturas a lo largo de la festividad.
El ritual del Guirria comienza en Nochevieja, una hora antes del cambio de año, cuando se reúnen los jóvenes solteros y solteras del pueblo que sean mayores de 15 años. En dos cántaros se introducen las papeletas con el nombre de los allí presentes para ir emparejándolos al extraerlas. La principal obligación posterior a los emparejamientos es que el chico, a partir de las primeras horas de la noche, se presente en casa de la moza que le haya correspondido en suerte con un paquete de "corbates" (castañas guisadas recién hechas, considerado símbolo de fertilidad), un regalo y las papeletas grapadas con los dos nombres. La moza se compromete a invitarlo a cenar en su casa, en presencia de la madre. Se cree que esta es una fórmula para que las parejas se conozcan y para fomentar matrimonios futuros, algo que se remata con la visita del Guirria, ya que al tener total libertad e impunidad para besar, tocar y achuchar a todas las mujeres, se considera que sus abrazos dan buena suerte a la hora de encontrar pareja. Este, en su recorrido de Año Nuevo, tiene por obligación besar a cuanta chica se encuentra por las calles y los caminos, amén de llamar a las puertas de todas las casas del pueblo en busca de comida, bebida y dinero, en una carrera frenética cada 1 de enero que se prolonga hasta las nueve de la noche, dando su bendición a las nuevas parejas para que el amor surja entre ellas. El vocablo "Guirria" tiene orígenes diversos: uno de ellos lo sitúa en "guerrire", que en latín significa "retozar" o "saltar de gozo", en tanto en otro lo ubica en la palabra vasca "oguerria", que en el idioma Euskera quiere decir "Navidad".

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