Guestia (Asturiana)

También llamada Mala GüesteLa Buena GenteEstantiguaHuóstica (entre los Vaqueiros de Alzada en Tineo), GüésticaGüéstigala Güestiala Güestia Caliera (en Zorrina y Salas) y Huestia (comparable con el castellano "hueste", y así mismo una versión astur de la Santa Compaña gallega), es un grupo de almas en pena vestidos con sudarios blancos con capucha que vagan durante la noche, siendo imposible ver sus caras al ir encapuchados. Cada ánima de la procesión lleva una vela encendida, y esta no siempre es visible, notándose su presencia en el intenso olor a cera y el viento que se levanta a su paso. Suele constar de ocho ánimas (aunque este número puede variar notablemente) más el líder que la encabeza, caminando siempre a fila de a dos. Sale de los cementerios a pie (aunque a veces pueden hacerlo subidos en el Carru de la muerte) emitiendo rezos, casi siempre un rosario, o cantando una salmodia ininteligible u otros cánticos fúnebres, en tanto los últimos cuatro espectros que cierran la comitiva llevan un ataúd cargado a hombros. Durante su vagar por los caminos se les oye decir, como señal de aviso a los vivos, "Andar de día que la noche ye mía", pero también pueden decir "Condo tábamos vivos andábamos a estos figos, ahora que tamos mourtos, andamos por estos gourtos". A su paso cesan todos los ruidos de los animales en el bosque. Los perros anuncian su llegada aullando de forma desmedida, y los gatos huyen despavoridos y realmente asustados. También ronda el atrio de las iglesias, gimoteando mientras el que abre el cortejo toca silenciosamente una fúnebre campana.
La Güestia tiene por misión anunciar a las personas próximas a morir, visitando su casa y rodeándola en cada visita, falleciendo en la tercera vez que se presenta la espectral comitiva. En esta última visita, la Güestia se echa a llorar y apaga las velas para que el moribundo fallezca de pena, momento en el que una copia de su cuerpo ocupa el ataúd, mientras el alma del fallecido engrosa las filas de la procesión, apareciéndose en un féretro que portan vacío cuatro de estas ánimas. Los miembros de la Güestia son los espíritus de los amigos y/o familiares que el finado conoció en vida y que murieron antes que él, que regresan desde el Más Allá para acompañarle en su tránsito al reino de los muertos. En otra versión de la historia portan huesos simulando ser grandes cirios encendidos (iluminados como tales), siendo ángeles sin cielo que procesionan para recordar a los vivos las consecuencias del pecado. En ambos casos, se alejan del pueblo apagando las velas, perdiéndose en la oscuridad para regresar de nuevo al camposanto, donde finalmente desaparecen. En Cudillero se tiene la creencia de no salir a pescar el Día de Difuntos, ya que de hacerlo las redes solo recogerán huesos de muertos en vez de peces. El nombre de Hueste o Güestia deriva del latín hostis antiquus, uno de los sobrenombres de El Diablo.
La tradición estipula que hay tres formas de protegerse contra la Güestia, en el caso de tropezarse con ella. El primero consistiría en dibujar con una tiza en el suelo el Círculo de Salomón (un círculo con el Sello de Salomón -la estrella de seis puntas- en su interior, la cual podría cambiarse por una cruz), y metiéndose dentro, si bien otra versión añade el mantener los ojos cerrados todo el tiempo, no tanto para evitar mirarlos como para evitar que ellos lo miren a uno. El segundo método sería arrojarles un gato negro en mitad de la procesión, lo que causaría el caos entre las ánimas, y salir corriendo despavorido. En el tercer método, bastaría con extender los brazos hacia la comitiva haciendo el signo de los cuernos con las dos manos o, también con ambas manos, realizar el señal manual de la figa o la higa (cerrar totalmente el puño y pasar el pulgar de la propia mano por entre los dedos índice y corazón; un gesto que también es un colgante de protección mágica habitual en la bisutería asturiana, que se talla en azabache y es conocido como el puñín). Ambos gestos, en principio, también valdrían dentro del Círculo de Salomón.
A pesar de ser una comitiva de espectros, esta procesión va encabezada por un vivo que al margen de la campana fúnebre porta en sus manos una cruz o un caldero de agua bendita (a veces, ambos), y que está maldecido a salir todas las noches por los caminos para liderar la procesión, aunque a la mañana siguiente este no tiene recuerdo de su peregrinaje nocturno. A medida que sale a su errar por bosques y caminos la víctima va palideciendo y adelgazando gradualmente hasta que finalmente muere, a menos que antes consiga pasarle la maldición a otra persona para librarse así de su cometido. La tradición dice también que quienes pueden ver a la Güestia son aquellos a los que el cura, por error, los bautizó usando el óleo usado para los muertos en los ritos fúnebres, en vez del agua bendita, aunque también si se posee cierta sensibilidad especial uno podría verla. Alternativamente uno la podría presentir sin llegar a verla claramente, cuyo resultado sería un escalofrío que recorre el cuerpo acompañado de una intensa sensación de peligro o, por contra, ver solo la luz de las velas encendidas en procesión, que semejarían fuegos fatuos que flotan en el aire. En Castilla y León se la conoce con el nombre de La Pantalla, en Zamora se la llama La Estadea, y en la sierra de Las HurdesExtremadura, es conocida como Cortejo de Gente de Muerte.

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