Orión (Griega)
Era
un hermoso gigante de colosal tamaño cuyos padres fueron Poseidón y Euríale,
una de las gorgonas. Orion destacó entre todos los héroes existentes por su
tamaño y su fuerza. Era tan grande que cuando se adentraba en los mares más
profundos el agua no le llegaba más que hasta los hombros.
Orion
se enamoró de Mérope, hija de Enopión, rey de Quíos e intentó casarse con ella,
pero su padre denegaba tal permiso constantemente por lo que un día Orion
intentó tomarla por la fuerza. Como castigo, Enopión consiguió, con ayuda de
Dionisio, adormecerlo y cegarlo. Orion acudió a un oráculo para curar su
ceguera y éste le dijo que lo lograría si viajando hacia el Este permitía que
los rayos del sol le dieran directamente en los ojos.
Recobrada
la vista se trasladó a Creta. Allí, ya que era un magnífico cazador y de hecho
perseguía a las bestias en el Hades y en los cielos, acompañado de su perro
Sirio, comenzó a trabajar en el séquito de Artemisa, diosa de la Caza. A partir
de este punto, existen múltiples y muy diferentes versiones sobre el final de
la vida de Orion. Según una de ellas, Orion se convirtió en favorito de
Artemisa y le dio múltiples atenciones. Orion, henchido de orgullo y protegido
por la diosa, se atrevió a afirmar que ninguna de las grandes bestias y
monstruos existentes en el mundo le daba miedo y que podía destruir a todas
ellas. Gea, la diosa de la Tierra, se sintió herida ante tales afirmaciones y
le envió un simple escorpión que le provocó la muerte.
Otra
leyenda afirma que Apolo, hermano gemelo de Artemisa, estaba indignado de que
su hermana amase a tal gigante y la desafió a que acertase con un arco y una
flecha una pequeña figura, que sobresalía en un lugar muy alejado del que se
encontraban, la isla de Ortigia, en mitad del mar. Artemisa acertó en el blanco
como gran cazadora que era pero ese blanco era Orion, quien murió al instante.
Artemisa
desconsolada por la pérdida, pidió a Zeus que fuera trasladado al cielo y
convertido en constelación.
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