Orfeo y Eurídice (Griega)
Son muchas las leyendas que cuentan los mitos griegos pero pocas las que relatan una historia de amor tan trágica como la del mito de Orfeo y Eurídice.
Orfeo fue hijo de Apolo y Calíope y poseía el don de la Música y la Poesía. Se enamoró profundamente de Eurídice, una ninfa que habitaba los valles de Tracia, quien también se enamoró de Orfeo, casándose poco tiempo después.
Orfeo se hizo conocido por su habilidad cuando trataba de tocar la Lira, instrumento con el que producía una hermosa música elogiada por los mismos dioses. Incluso se decía que era capaz de realizar pequeños milagros. Atributo que hizo que Eurídice cayera rendida a sus pies… estos dos se amaban como ninguna otra pareja, sin embargo, cierto día ocurrió una tragedia. Eurídice fue mordida por una serpiente mientras paseaba por el campo causándole la muerte casi de inmediato.
En la ausencia de su amada, Orfeo se sumió en la tristeza y agonía. Sus canciones que siempre entonaban alegría y consolaban el alma solo tocaban melodías tan tristes que incluso los dioses se compadecían de su situación. Pero un día Orfeo se llenó de valor y decidió partir al inframundo en busca de su amada, en esta peligrosa y difícil misión Orfeo tuvo que pasar muchas dificultades que fue superando una por una con ayuda de su música.
Cuando estuvo tan cerca de encontrarla se topó con Hades y Perséfone quienes no estaban de acuerdo que se rompieran las reglas que gobernaban el mundo de los vivos, Orfeo al ver su negativa tocó una hermosa melodía que convenció a ambos dioses de permitirle llevarse a su amada con la condición de que Orfeo no podía mirar a Eurídice hasta que no se encontrasen en el mundo superior y el sol cubriera con sus rayos por completo a Eurídice.
Orfeo accedió y se encaminaron de regreso, el camino fue largo para Orfeo deseaba más que nada ver a su amada y cuando por fin se encontraron en la superficie… Orfeo se volteó para verla sin darse cuenta que, si bien el sol cubría la mayoría de su cuerpo, tenía un pie que aún no estaba cubierto por el sol, de esta manera no se cumplió la condición impuesta por los dioses y Eurídice volvió al inframundo para siempre.
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