Gerión (Ibera)
El décimo trabajo, el robo del ganado de Gerión, fue una de sus más famosas hazañas. Este rey guerrero mítico de Tartessos estaba dotado de enorme corpulencia, tenía tres torsos con múltiples brazos y tres cabezas, y disponía de alas; era el más violento de los mortales. Había nacido de la unión de Calírroe, hija del Océano, con el valeroso Crisaor. Este a su vez, era un gigante nacido del cuello de la gorgona Medusa cuando se lo cercenó Perseo. Medusa, con sus hermanas, Esteno y Euríale, vivía en el extremo occidente, junto a Las Hespérides y el reino de los muertos. Los cabellos de Medusa eran serpientes; su boca enorme, con colmillos de carnívoro, la mostraba abierta en una mueca de horror; poseía además ojos grandes y desorbitados con la cualidad de petrificar a cuantos miraba.
Gerión había nacido en un escondrijo en la roca junto a la isla Eritea –isla principal en que se asentó la colonia fenicia de Gadir-, junto a las fuentes inmensas del río Tartessos, de raíces argénteas. Una “Fortaleza de Gerión” –el Arx Gerontis- se situó en el islote de Salmedina (Chipiona), de ubicación oscilante. Era Gerión un monarca particularmente rico, propietario de una copiosa ganadería, abundante en toros “de amplia frente” y caballos. Se los guardaba el pastor Euritión, servido por un feroz perro de dos cabezas, Orto, hermano de Cerbero. Hércules debía robar tal ganado y para llegar a las tierras en que se criaba pidió al Sol la copa mágica en la que todas las noches volvía de occidente a oriente. En los campos de Gerión mató con la clava a Orto y a Euritión y entabló terrible combate con Gerión, al que dio muerte con sus flechas, uno por uno, a los tres cuerpos en que se multiplicaba. Se hizo con los toros, los embarcó en la copa del sol y los llevó a Argos, donde Euristeo sacrificó a Hera toda la manada.
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