Sileno (Griega)
El
anciano Sileno formaba parte del séquito de Dioniso. Sileno, hijo de Pan o
Hermes y de una ninfa, era una criatura corpulenta, pero con nariz muy pequeña
y ancha. A veces se le representaba con cola u orejas de caballo, montando en
un burro o sobre los hombros de un grupo de sátiros que le ayudan en una de
sus habituales borracheras.
A
pesar de su amor por la bebida, Sileno era una figura sabia que incluso podía
predecir el futuro. Había sido tutor y maestro del joven Dioniso. En Frigia
quedó separado del resto del séquito del dios del vino. Entonces unos
campesinos frigios lo encontraron y lo llevaron ante el rey Midas, que lo
acogió calurosamente, le ofreció su hospitalidad y puso a su disposición su
bodega. Después regresó con Dioniso que recompensó a Midas de una manera un
tanto desafortunada para el propio soberano.
Sileno
tuvo muchos hijos con diversas ninfas, aunque se trataba de un personaje de
avanzada edad. Los silenos se parecían a su padre y tenían el comportamiento cómico
y sensual de los sátiros, apareciendo muy a menudo en las sátiras de los
escritores griegos, esas farsas que cerraban la trilogía de tragedias serias.
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