Ifigenia (Griega)
Ifigenia
es una de las hijas del rey Agamenón y Clitemnestra. Su historia no fue
desarrollada por Homero, pero sí por los trágicos posteriores como Eurípides, y
aparece en las epopeyas cílcicas.
Agamenón
se había ganado la cólera de la diosa Artemisa, ya que su gente caza a uno de
los venados sagrados de la diosa. Debido a esto, la flota aquea del rey que
venía de luchar en Troya estaba detenida en Aulide sin poder partir.
El
adivino Calcante fue interogado para saber cómo apalcar a la diosa, y la
respuesta fue que se debía sacrificar a Ifigenia en nombre de la diosa
Artemisa, para que ésta los dejara partir. El rey al principio se negó, pero al
no haber otra solución, consintió en hacer el sacrificio.
Así,
mandó a llamar a su hija que se encontraba en Micenas con su madre, con el
pretexto de prometerla al héroe Aquiles. Cuando llegara, el adivino Calcante
sería el encargado de inmolarla en nombre de la diosa encolerizada.
Según
cuenta la versión más conocida, cuando Ifigenia llegó y el sacrificio se iba a
realizar, la diosa se apiadó de la joven, y puso en su lugar una cierva. Se
llevó a Ifigenia a Tauride, donde la convirtió en su sacerdotiza.
Sin
embargo, existen varaciones sobre el tema, según la versión de Sofocles, el
sacrificio sí ocurre y esto se convierte en la justificación del crimen que
Clitemnestra comete contra su marido Agamenón cuando él regresa, pues ella
debía vengar la muerte de su hija.
En
otras, lo que varía es el lugar del sacrificio que más bien lo ubican en
Braurón, un lugar de Ática. También, cambian el animal por el que sustituyen a
la joven como un oso, una ternera, un toro o incluso una mujer vieja.
Otra
forma del mito, es que la misma Ifigenia se convierte a sí misma en toro,
ternera, osa o mujer vieja -según sea el caso- y acto seguido habría
desaparecido. Muchos explican la desaparición, con el hecho de que en el
momento del sacrificio los presentes habían vuelto la vista hacia otro lado,
para no ver la muerte de la joven, por lo que ella había podido escapar.
Otra
versión más racionalista explica, por su parte, que en el momento del
sacrificio había aparecido un toro, una ternera, una cierva o una vieja, y que
el sacerdote había interpretado tal hecho como un presagio de que los dioses no
aceptarían el sacrificio y que ya la ofenza a Artemisa estaba saldada.
Después
de este episodio, cuentan que Ifigenia vivió mucho tiempo en Tauride, al
servicio de Artemisa en su templo, donde debía sacrificar a los náufragos
extranjeros que caían en la costa. Pero un día, reconoció a Orestes, su hermano
y a Pílades entre los extranjeros, enviados por el oráculo de Delfos a buscar
la estatua de Artemisa. Ifigenia les entregó la imagen y huyó con ellos a
Grecia.
Otras
variantes, colocan a Ifigenia como hija de Criseida y Agamenón, o como hija de
Teseo (el héroe que mató al minotauro) y Helena, que había sido raptada por
aquél. Sus hermanos los Dioscuros la rescatan, y ella les jura que había
permanecido virgen. Para mantener tal historia le entrega a su hermana
Clitemnestra, el fruto de sus relaciones con Teseo, Ifigenia.
Sobre
su muerte o final se conoce poco. Se cree que Artemisa le concedió la
inmortalidad y la identificó con la diosa Hécate. También, se piensa que se
casó con Aquiles secretamente cumpliendo así el engaño de su padre cuando iba a
ser sacrificada.
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