Hécate (Griega)
Hécate
es una diosa con origen arcaico y muy compleja y misteriosa puesto que sus
atributos fueron cambiando con el tiempo, siendo asimilada con otras diosas.
Hesíodo
la presenta como hija de Asteria y Perses, descendiente directa de la
generación de la los Titanes e independiente del panteón Olímpico.
Zeus
reconoce sus poderes y sus antiguos privilegios. Extendía su benevolencia a
todos los hombres concediendo los favores que se le piden en todos los ámbitos
(prosperidad material, don de la elocuencia, victoria en las batallas y juegos,
etc.) pues su poder es inmenso.
Con
el tiempo, la anterior Hécate se difumina y aparece una Hécate oscura e
inquietante vinculada al mundo de las sombras. A diferencia de Artemisa, que
representaba la luz lunar y el esplendor de la noche, Hécate representaba su
oscuridad y sus terrores.
Se
creía que, en las noches sin luna, ella vagaba por la tierra con una jauría de
perros fantasmales y aulladores que precedían su aparición. Ella enviaba a los
humanos los terrores nocturnos, apariciones de fantasmas y espectros como
Empusa, que comía carne humana, tenía un pie de bronce, presentaba toda clase
de formas y se aparecía especialmente a niños y mujeres para asustarlos.
Hécate
era la diosa de la hechicería y lo arcano, y la veneraban especialmente magos y
brujas, quienes le ofrecían en sacrificio corderos y perros negros al final de
cada lunación. A estos se les aparecía con una antorcha en la mano o en forma
de distintos animales: yegua, perra, loba, etc.
Sin
embargo los marinos la consideraban su numen titular y le pedían que les
asegurase buenas travesías.
Los
romanos la identificaron con Trivia cuya efigie presidía las encrucijadas de
los caminos, lugares vinculados con la magia. Se creía que Hécate y su jauría
de perros aparecían en esos espacios apartados, que eran para los viajeros
lugares demoníacos y espectrales. Allí se levantaban estatuas en forma de una
mujer de triple cuerpo o bien tricéfala. Eran muy abundantes, antiguamente, en
los campos, y a su pie se depositaban ofrendas.
Hécate
se unió primero a Forcis y fue madre del monstruo Escila; después a Eetes, de
quien obtuvo a Circe y a Medea.
Según
la versión del mito estas últimas aparecen como hermanas o sobrinas. Asimilada
a Artemisa, se la representa como una joven con peplo y llevando sobre la
frente el creciente lunar (o la diadema cilíndrica denominada polos) y una o
dos antorchas en las manos.
El
arte representa también a Hécate a menudo con tres cuerpos o tres cabezas y con
serpientes entrelazadas alrededor de su cuello ya que es una divinidad
triforme: lunar, infernal y marina.
La
mitología también nos habla a veces de Hécate como una de las diosas menos
conocidas, hija menor de Zeus, que había sido diosa de la Luna. En el Hades
gozaba de gran autoridad, porque era conocida como la reina invencible y
presidía las ceremonias de expiación y purificación de las sombras a las que se
les permitía reparar las malas acciones de su vida pasada. Ferea era un
sobrenombre de Hécate.
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