Genios (Griega)
Pequeñas
divinidades protectoras, que estaban ligadas a los seres humanos desde su
nacimiento. Nadie se libraba de su propio genio y podían llegar a influir en el
modo de actuar de cada uno; de hecho, en Roma cada persona tenía dos genios
ligados a su ser, uno de carácter amable y otro más inclinado a la perversión.
Pero
los genios no se limitaban a proteger y vigilar exclusivamente a los humanos,
pues cada elemento de la civilización o de la naturaleza tenían sus propios
genios protectores.
Al
ser considerado una divinidad protectora, se le debía rendir tributo en todas
aquellas fechas que fueran señaladas para su protegido, ya fuera nacimiento,
casamiento o deceso, los descendientes debían rendir tributo a los genios y
espíritus de los antepasados, a través de los lares y penates. Así se les
ofrecían plantas, alimentos y pequeños sacrificios exentos de sangre.
Los
genios podían aparecer representados de muchas maneras, aunque la más habitual
era una pareja formada por un joven con una corona de flores o el cuerno de la
abundancia, junto a un anciano acompañado de un buho.
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