Galatea y Polifemo (Griega)
En
la mitología griega hay dos leyendas protagonizadas por dos Galateas
diferentes. La más conocida y la que nos va a interesar en esta oportunidad es
la de Galatea y Polifemo.
Galatea
era hija de Nereo (hijo de Ponto y Gea) y de una divinidad marina siciliana. La
joven era muy hermosa y totalmente blanca y habitaba en el mar calmo. Polifemo,
el cíclope (hijo de Poseidón y de la ninfa Toosa, monstruo gigante con un sólo
ojo) estaba muy enamorado de Galatea, pero ella no le correspondía.
El
corazón de Galatea pertenecía al bello Acis, hijo del dios Pan (dios de los
pastores y rebaños) y una ninfa. Una vez que los amantes se encontraban
descansando a la orilla del mar, Polifemo los descubrió. Acis intentó huir,
pero el furioso monstruo le lanzó una enorme roca y lo aplastó.
Galatea
muy triste, acudió a la naturaleza de su madre Toosa y lo convirtió en un río
de límpidas aguas que llevó su mismo nombre.
Según
algunas versiones, después Galatea estuvo con Polifemo y de esta unión nacieron
Gálata, Celto e Ilirio, epónimos de los pueblos de los gálatas, los celtas, y
los ilirios respectivamente.
En
otras tradiciones, Galatea pertenecía en cuerpo, alma y corazón al imponente
Polifemo, pero Acis se enamoró de ella. Cuando el cíclope descubrió tal cosa,
celoso y encolerizado intentó matarlo lanzándole unas rocas, pero antes de que
lo pudieran alcanzar, Acis se transformó en río y así evitó la tragedia.
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