El martinico es un duende muy extendido por la geografía española, encontrandolo en Castilla, Aragón La Mancha, Andalucía, etc... conocido por su personalidad traviesa, gamberra y desordenada. No es un ser maligno, simplemente les encanta gastarle jugarretas y bromas pesadas a los inquilinos de la casa donde él reside, para desgracia de los inquilinos, que tienen que aguantar como el martinico les cambia las cosas de sitio, las esconde o hace estrepitoso ruido para despertarlos. A pesar de que su objetivo hacerle diabluras a los moradores del hogar, detesta ser interrumpido mientras está realizando una de sus fechorías, enfadándose con excesiva rapidez. A pesar de sus bromas y sus legendarios cabreos, si se le trata bien, es generoso y ayuda a los hombres a los que no duda en dar mano en caso de necesidad. Físicamente se le ha descrito con un aspecto poco agraciado: regordete, achaparrado y con algunas deformidades como joroba, narigudo, e hasta con rabo. Viste con ropajes parecido