Los Centauros (Griega)
Los
centauros eran criaturas con la cabeza y el cuerpo de un hombre, pero con el
resto del cuerpo semejante al de un caballo. Descendían de Ixión, el primer
humano que mató a uno de los miembros de su familia y que concibió a centauro,
el primero de ellos, cerca de una nube a la que Zeus había dado la forma de su
esposa Hera.
Los
centauros vivían en los bosques que rodeaban el monte Pelión en Tesalea y se
les consideraba bestias sin civilizar. Siempre estuvieron en conflicto con la
localidad vecina de Lapithae, ya que durante la boda de su rey Pirithous
(Pirito) habían acudido para raptar a la novia y a otras mujeres. La batalla
que se desencadenó acabó con la vida de muchos centauros. Los héroes Teseo y
Néstor lucharon en este conflicto y este último, que vivió durante muchos años,
contó diversas historias épicas sobre el evento.
Quirón
fue un centauro fuera de lo normal debido a su personalidad cultivada que le
permitía educar a muchos dioses y héroes.
Heracles
tuvo varios enfrentamientos muy violentos con los centauros. En cierta ocasión,
cuando había sido invitado por el centauro Pholus (Folo) y se encontraba cazando
al jabalí Erimanthische (Erimantisque), se quejó de que no le habían servido
vino pese a que había una jarra llena al lado. Folo le dijo que Dioniso quería
que el vino fuese servido antes a todos los centauros, que una vez destapada la
jarra acudieron al olor de su aroma. Así empezó una pelea en la que Heracles
mató a varios centauros con sus flechas venenosas. También murió su anfitrión
Folo e incluso una flecha se clavó accidentalmente en el cuerpo de Quirón, que
sufrió dolores tan agudos que tuvo finalmente que renunciar a su inmortalidad.
El
centauro Neso fue el que llevó a cabo la venganza sobre Heracles. Después de un
primer intento de violar a Dejaneira, su mujer, y recibir un flechazo mortal,
el vengador diseñó un plan muy astuto. Acudió a Deianeira para susurrarle un
método eficaz en caso de que Heracles perdiese interés por ella, indicándole
que tomase parte de la sangre que manaba de su herida para que en el momento en
el que tuviese dudas de él vertiese un poco sobre sus ropas. De esta manera
nunca le podría ser infiel. Así guardó una jarra con la sangre de Neso sin que
lo supiese su marido.
Años
después, cuando la incertidumbre y los celos se apoderaron de ella, Deianeira
siguió el consejo de Neso con desastrosas consecuencias. Al ir a ponerse sus
ropas cubiertas de sangre, Heracles sufrió quemaduras que le causaron una
muerte extremadamente dolorosa.
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