La calavera (Celta)
Vivió en cierta ocasión un granjero que sólo tenía un hijo, un muchacho de carácter inquieto y revoltoso, lo que le valía estar en disputa permanente con su padre. El muchacho contrajo una extraña enfermedad y murió, y su padre, enfadado con él por haberse dejado vencer por la enfermedad, no quiso acudir al entierro. Pasado un tiempo, murió un vecino y amigo del granjero, éste apenado acudió a su entierro para presentar sus respetos. Después de la ceremonia, mientras miraba distraídamente una fosa, el granjero vio una calavera, preguntándose cómo habría sido la vida de ese difunto. Con gran sorpresa vio cómo la calavera le comunicó que le visitaría la noche siguiente, si luego él se comprometía a pasar otra noche con ella, a lo que el hombre accedió, lleno de curiosidad. A la vuelta se encontró con un druida y le comentó lo sucedido, éste le dijo que debía ser un sueño, puesto que las calaveras no hablaban. Ante su descreimiento, le citó para la noche siguiente en su casa, pa