Castigo y perdón de Ra (Egipcia)
El
dios Ra gobernaba directamente Egipto, sin necesidad de un monarca, pero sus
subditos no le eran fieles e ignoraban sus preceptos y órdenes. Entonces Ra se
dirigió a Nut -materia primitiva de la que le surgió al comienzo de la
creación-, quien le recordó que los hombres nacieron de sus lágrimas para ahora
volverse contra él. Nut le informó de que el instrumento para aterrorizar a la
humanidad era el ojo de Ra y le recomendó, junto a otros dioses, que se vengara
de sus conspiradores. Cuando la humanidad se enteró, huyó hacia los desiertos.
Tan
cruel fue el ataque de su ojo, convertido en leona, que Ra se apiadó de la
humanidad y organizó su rescate. Durante la noche, la leona aprovechó para
dormir. Decidió mezclar barro rojo de Asuán con cerveza y cubrir todo el
desierto para que la leona creyese que era sangre humana. Efectivamente, al
levantarse, se bebió el líquido y se intoxicó. Se encontraba tan débil que la
humanidad consiguió escapar.
Ra
ascendió a los cielos a lomos de la «vaca divina», una de las manifestaciones
de Nut. Abandonó Egipto pero lo dejó en manos de su hijo Thot, que gracias a
él, el pueblo egipcio conoció los jeroglíficos, la ciencia, las matemáticas y
la medicina.
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